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Saturday, February 28, 2009

“Cultura de paz. Hombres y mujeres por la equidad de género.”

por: Ernesto Díaz Calderín.

En la mañana de este miércoles 11 de febrero, contamos con la presencia del sociólogo e historiador Luis Edmundo Gálvez. Este prestigioso investigador, en su intervención, nos revela la realidad en su país sobre el estudio y la existencia de los debates de género en las organizaciones como herramienta para la construcción social.

En un mañana de compartir ideas y no de impartir conferencia - así lo expresa Luis Edmundo- nos plantea en la dirección que van los estudios de las masculinidades en el área, la indiferencia de la instituciones para la aplicación de estos estudios en las políticas estatales y cómo en la misma medida que se abandonan estos estudios a nivel de países, las masculinidades hegemónicas continúan empoderándose y se siguen construyendo sobre la base la exclusión y discriminación a la mujer y hacia otros hombres.

Expresa la existencia de grupos de hombres en su país, El Salvador, que se han ocupado de los estudios de género, tema que inicialmente fue empujado y estudiado por las mujeres y que los hombres intentan incorporarse al debate después de tanto tiempo ausentes al mismo. Expone la imperiosa necesidad de promover los encuentros y despojarse, los hombres, de esas cuestiones que socialmente les han garantizado privilegios y apostar por el cambio en sus comportamientos.

Dentro de este asunto, comparte sus experiencias en El Salvador referido al tema de la paternidad responsable y alega que es inexistente. Establece que debido a la crisis que existe en los modelos de familia, la figura paterna en los últimos estudios realizados no forma parte de la regla en los núcleos familiares de su país. Alrededor de esta realidad propone una agenda nacional de género, donde se incluya el estudio de este concepto y se ponga en práctica en toda la región centroamericana, señala la importancia de hacer un trabajo en conjunto y exhorta a los grupos de investigación del tema, a nuclearnos y trabajar juntos, a no asumir la individualidad que hasta ahora ha prevalecido.

Se plantea los retos de negociar con las instituciones nacionales y llevar este tema a esferas que puedan desarrollar una política efectiva en la búsqueda de la alianza con las mujeres. Donde los hombres y las mujeres tengan igualdad de derechos y oportunidades.

Proponer un trabajo con las masculinidades para garantizar una equidad en el pacto que se propone, no hacerlo con una postura de culpabilidad por la violencia y la discriminación a la que han sido sometidas las mujeres durante largo tiempo. Propone que se haga con una visión de igualdad y convicción profunda de la necesidad del cambio en el sistema patriarcal, con vistas a una sociedad más justa para hombres y mujeres.

Un rato después, en el horario de la tarde se dispuso a reflexionar sobre el tema Annemarie Sancar, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE). En una conferencia que tituló “Espacios de nuevas masculinidades y femineidades”, se dispuso a comentar acerca de la realidad referida a este tema en su país y en la contradicción que existe entre el discurso que se promueve y la realidad.

Nos plantea en un inicio que estos debates surgen desde hace algún tiempo en su país debido a la crisis económica, que provocó una nueva distribución en el orden laboral y social de las mujeres y los hombres. A raíz de esta situación económica, Annemarie nos dice que en un pueblo de su país el número de mujeres en la presencia en estos debates seguía siendo bajo, pero alega que si se han incorporado aunque con un discurso neutral a la situación en la que viven.

Partiendo de lo anteriormente planteado, nos comenta que las mujeres empresarias por su parte, no se cuestionan la existencia de la inequidades y reproducen el poder y la desigualdad, por lo que las llaman “hombres disfrazados de mujer”, con lo cual plantea el énfasis en la aplicación de los estudios de género, donde los privilegios con los que cuentan los hombres, no les permita desacreditar a las mujeres y a su ves esta vía permite una despolitización del proceso de exclusión.

Como consecuencia de esta crisis, surgen ocupaciones laborales emergentes, en la construcción de la vivienda, en la creación de energía renovable. Empleos que están ocupados por la mano de obra de los hombres y se cuestiona entonces ¿dónde quedan las mujeres?
Relacionado con esta situación y como muestra de la violencia a la que son sometidas estas mujeres socialmente, es el caso que una de las reacciones a la crisis es el aumento de la delincuencia, que por lo general los jóvenes son los que más están vinculados a esta actividad, debido a esto, la culpabilidad de esta manifestación es achacada a los padres, en particular a la madre, asumiendo que dentro de su rol de género ellas están obligadas a permanecer en el hogar al cuidado de sus hijos y que de esta forma ellos no estarían en las calles involucrados en actividades delictivas. Lo que evidencia un mayor grado de responsabilidad a la crianza de sus hijos a las mujeres con lo que le asalta otra pregunta ¿cómo se van a construir las masculinidades en este entorno?

Género, todavía no es percibida en las instituciones, ni en la política, apunta. Se han abierto programas para brindar opciones laborales para las mujeres y se cuestiona si se incorpora como fuerza de trabajo activa, se pregunta si en este caso entonces existirá un empoderamiento económico de las mujeres. Plantea que las mujeres siguen cumpliendo con roles no productivos, incluso aportan su fuerza de trabajo y no son remuneradas.

Por lo que propone, estudiar al nuevo hombre, no perder de vista el modelo de masculinidad que se va a perpetuar como hegemónica, hace un llamado a la crítica de cada uno de los seres que habitan la sociedad para una revisión de sus roles, propone la creación de espacios diversos, creativos y transculturales, se manifiesta en contra de la hegemonía globalizada.
Comenta, además, que es una lucha individualizadora, que no se han logrado complementar los distintos sectores de lucha y combinarlos con los derechos humanos y fundamentales para una coexistencia pacífica entre el hombre y la mujer.

Desde una visión partidista, con ideología de izquierda y a favor de la paz y la equidad, Annemarie Sancar, plantea que desgraciadamente la izquierda en su país tiene divisiones, que existe la competitividad entre sus miembros y que no escapan a la reproducción de los esquemas. Y culmina su intervención con una expresión que evidencia uno de los primeros pasos para lograr la equidad anhelada, “estar atentos a las nuevas masculinidades.”

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