Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades RIAM

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Sunday, November 8, 2009

Trabajo vs. empleo: una institución generada

Por Colette Perold

Aunque la diferencia entre “empleo” y “trabajo” puede ser una de semántica, tiene más significancia cuando se piensa de la manera en que las dos palabras se usan adentro de un binario de genero. Primero, “trabajo” es una palabra que se usa en una manera general, mientras “empleo” se usa para referirse a trabajo renumerado. Por ejemplo, el “trabajo” que hace la mayoría de las mujeres adentro de la esfera domestica está considerado “trabajo reproductivo” y nunca “empleo,” y el “trabajo” que hace la mayoría de los hombres está siempre considerado “empleo.” En esta conversación, es importante guardar en mente de que lo que estemos hablando son las instituciones y no los individuos. En muchos casos, los hombres hacen el trabajo reproductivo, y por supuesto muchas mujeres hacen trabajo renumerado.

Por la manera en que trabajo/empleo es una institución en mayor parte generada, el discurso utilizado adentro puede ser muy indicativo de nuestras construcciones de genero socio-cultural. O mejor dicho, en cuanto vemos “trabajo” como institución generada, dividida entre trabajo y empleo, podemos empezar a entender las maneras en que las nociones generadas del cuerpo son resultados de las relaciones entre el cuerpo y su trabajo, sea renumerado o no.

Por toda la historia de los Estados Unidos, la relación entre uno y su trabajo ha frecuentemente dictado una comprensión generada de las relaciones de la raza. Por ejemplo, al principio del siglo veinte, mientras la mayoría de la población negra todavía vivía en el sur rural, las mujeres negras se consideran menos “femeninas” por su (casi) renumerada trabajo manual en los plantaciones. Esta noción de la “femeninidad” se deriva de nociones de la “pureza blanca,” basada en el papel de la mujer como la guardiana de la esfera domestica y reproductiva. Trabajo reproductiva consistía en la crianza emocional y el fomento del niño, tanto como la conservación de la casa y su capacidad mantener estabilidad familial. Por eso, las papeles de las mujeres negras y las mujeres blancas desarrollaron adentro de un binario rígido. El principio del feminismo en los Estados Unidos reflejó aquel binario en una perfección esencialista: mientras la mayoría de las mujeres blancas luchaban por su derecha salir de la esfera domestica sin pena, la mayoría de las mujeres negras luchaban por su derecha atender a sus niños y pasar tiempo adentro de la casa con sus familias.

Y un dinámico parecido se ocurrió con los hombres también. Mientras los hombres blancos históricamente han tenido los puestos más renumerados y poderosos en los Estados Unidos, el desempleo entre los hombres negros fue comparado frecuentemente a la femeninidad, o aún a una desmasculinización o castración del hombre negro por el hombre blanco.

Por lo tanto, la dependencia de la masculinidad sobre el empleo crea una situación donde, durante los bajos económicos, parece que la “masculinidad” está “amenazada” frecuentemente. La conexión entre la violencia y el desempleo para los hombres puede explicarse potencialmente en términos de la sobre-compensación de una masculinidad perdida, aunque las investigaciones más de fondo son necesarios para evitar hacer conclusiones esencialistas. Otro punto de partido importante para investigaciones adicionales es la dependencia de las pautas de genero sobre el empleo a través de una serie de sociedades con sistemas económicas diferentes, donde las relaciones entre el empleo, el estado, y la accesibilidad a los servicios públicos varia drásticamente.

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