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Thursday, September 28, 2017

Palabras de presentación de Julio César González Pagés al libro "Mírame así. Habaneras y guajiros de Servando Cabrera" de las autoras Neida Peñalver y Rosemary Rodríguez



Miércoles, 27 de septiembre.
Museo Nacional de Bellas Artes.
Hora: 3.00 p.m

Mirar desde los ojos y el arte de uno de los artistas plásticos más fecundos de esta nación es un verdadero privilegio. Servando Cabrera Moreno vivió poco e hizo mucho por mostrar un arte inquieto lleno de observaciones diversas para cualquier época de la vida de nuestro país. Las figuras protagónicas de la nueva iconografía revolucionaria con el pueblo y las masas populares emergen en sus lienzos con campesinos, mujeres jóvenes, milicianos y gentes sencillas que son mostradas como personas fuertes, sensuales, vigorosas y de una visualidad  exquisita.
Esta visualidad me acompaña en mi apartamento habanero  en forma de  torsos de hombres,  mujeres, y vitrales de colores que recuerda un calidoscopio mágico. Cuando comenzaba a trabajar los estudios de género hace 30 años atrás su arte me abrió muchas interrogantes del tratamiento que se le había dado a los hombres y mujeres en el periodo revolucionario.
En la obra de Servando  las mujeres alcanzan muchos  entornos  heroicos y épicos pero todos relacionados con una cubanía muy cercana a su patria más chica que fue la Habana y sus habaneras como mujeres comunes y vitales.
Los hombres representados en su obra con una amplia gama de  campesinos y milicianos son mostrados como personas vivas llenas de sensualidad y erotismo. Por esa razón en el año 2005 pedimos al Museo Servando Cabrera que nos cediera unas de las imágenes de su obra para el Primer foro de Masculinidades y Sexualidad que surgió en Cuba en el año 2005 en el Centro Nacional de Educación Sexual CENESEX que tuve el privilegio de coordinar.
Es ese mismo año una joven investigadora se integra a este grupo para trabajar las masculinidades y sexualidad de los hombres cubanos. Ella se llama Neida Peñalver Díaz que junto a Rosemary Rodríguez Cruz son las autoras que nos convocan hoy a la presentación del libro  "Mírame así. Habaneras y guajiros de Servando Cabrera"
Desde que tuve el privilegio de ser invitado a presentarlo y la oportunidad de leerlo me han dado muchos deseos de seguir leyendo y sabiendo sobre la obra de Cabrera Moreno. El libro es una especie de “Trampa” para que los lectores y lectoras quedemos atrapados para siempre en ese mundo que pudiera parecer específico pero que para nada lo es la obra de este artista.
La actual Directora del Museo, principal promotor de su obra, Lourdes Álvarez Betancourt abre las miradas de este viaje con una introducción  titulada “Un artista de pasiones humanas” donde nos ubica la obra y vida de Cabrera y su relación con una de las  temáticas del libro que son los “guajiros”. Ella define muy bien el recorrido de estos hombres cuando expresa:
“Su preocupación por temáticas sociales lo condujo posteriormente a representar carboneros, que en la década del 60 se convirtieron en guajiros, en milicianos, en macheteros. Incursiona luego en la violencia del expresionismo intenta exponer obras eróticas que no son  comprendidas ni aceptadas por varios años. Ante la realidad de esta larga censura vuelve a retomar la figura de rostros guerrilleros, “guajiros” y “habaneras” sin renunciar nunca a su producción erótica y homoerotica, hoy considerada su serie mas transcendente.”
Álvarez Betancourt define al artista como una figura aislada dentro de la plástica cubana, un paseante solitario alejado de los esquemas y generaciones preestablecidas para definir su obra.
Con los “Apuntes biográficos” la investigadora Claudia González Machado realiza una apretada síntesis del recorrido solitario de un hombre empeñado en reflejar las masas de una sociedad que apostaba hacia un hombre y una mujer nueva que chocaba de frente con su diversidad sensual y sexual. Notas, curriculares, exposiciones y su influencia como profesor en artistas como Nelson Domínguez, Choco, Tomas Sánchez, Garcia Peña y Frometa nos recuerdan que en su viaje sembró arte y artistas para las generaciones futuras de la plástica cubana más allá de las Injustas censuras, preceptos homofóbicos y  enfermedades cardiacas que apagaron su vida.
El “Viaje con Servando” de la ensayista y critica Graciela Pogolotti nos trae una nostalgia por una época de acercamiento entre las culturas del llamado campo socialista que en sus  palabras era más heterogéneo por tradición cultura e historia de lo que se pudieran imaginar.
De este viaje sale una de las facetas menos comentada de la vida de Servando como coleccionista y promotor del arte popular y sus artesanías que aparecen en este texto fotografiadas y resaltadas en una diversidad que habla de la curiosidad sin límites de este artista.
En una valoración de Pogolotti:
 “Al nacer Servando, las hadas dejaron junto a su cuna dones preciosos. El talento artístico, la capacidad de entregar su capacidad primordial y, sobre todo, lo que los franceses califican como grandeza del alma. Se mantuvo por encima de la mezquindad en su modo de valorar la obra de otros. Como sucede  por tradición milenaria entre músicos y artistas de la plástica -hombres de taller- , disfruto del placer de trasmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones”
“Un hombre, una mujer, una ciudad”  de Rosemary Rodríguez Cruz nos lleva a Servando a la ciudad donde vivió y murió: La Habana. Sus vivencias humanas por calles y barrios populares como Obispo y Marianao explican su contacto directo con una población viva de hombres y mujeres
En opinión de Rodríguez Cruz a su ciudad natal dedicó una de sus más gustadas y controversiales series “Las habaneras” retratos anónimos de esas mujeres que habitan y caminan con un movimiento característico. Los nombres de calles en su obra nos llevan a un recorrido por Rastro, Basarrate, Campanario y muchas otras  más.
En la década del 70 la obra de Servando se llena de mujeres habaneras, al igual que los retratos de Flora de Portocarrero. Sin dudas que el contexto fue un motivo importante ya que esta década fue vital para el debate de los derechos de las mujeres cubanas reflejadas en el Código de Familia primer plan de igualdad de oportunidades aprobado en Hispanoamérica.
Retratos de su madre, tía y la inspiración de su obra en carteles del cine como el Retrato de Teresa, inmortalizado en la figura de la actriz Daysi Granados, dejan un paso humano real sobre personas y personajes que lo habitaron a él como en el siglo XIX lo hicieron otros retratistas.
Las habaneras y guajiros ¿arte de resistencia? de la investigadora e historiadora Neida Peñalver Díaz anuncian  su experticia de género al darle una visión propia de estas pesquisas donde la relación de lo femenino y masculino gana en protagonismo.
 Los guajiros de Servando son símbolos de esta masculinidad revolucionaria representadas por el mito del hombre nuevo que aunque cambio paradigmas sociales, fue víctima de una cultura machista que reproduce códigos discriminatorios.
Peñalver Díaz valora  que los estudios recientes de masculinidades reconocen el no cambio en los hombres en una especie de “liberación masculina” algo que si sucedió entre las mujeres. Neida afirma:
Pero sobre todo hay en  Servando un arte de contenido que no es casual, sino estudiado, y que evoluciono a través de sus diferentes facetas creativas. Los rostros andróginos de sus guajiros pueden resultar un desafío a esa normativa estética que se asocio en los años 70 a la masculinidad-por los menos en las interpretaciones formales. Puede ser también una manera de visibilizar la diversidad en su sentido más amplio: sexual, física, existencial. Hay quizás una mirada de futuro en ellos. Cabría preguntarse si el artista tuvo conciencia plena hasta donde llegarían los significados de su pintura.  
La presentación del libro  "Mírame así. Habaneras y guajiros de Servando Cabrera" nos convida a releer y ver nuevamente la obra del artista en un texto cuidadosamente presentado  con una selección de obras, fotos y textos de lujo.
Gracias a todas las personas que hicieron posible este sueño que es devolvernos a Servando Cabrera muy cerca de este sitio donde estamos caminado por la Calle Obispo mirando y soñando con habaneras y guajiros.

Muchas gracias

Julio César González Pagés
La Habana, 26 de septiembre del 2017

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